Quedan 9 días para llegar a destino y Jon Karla y Jorge van andando hacia Santiago haciendo balance de lo que han vivido en los, hasta ahora, 99 días lejos de casa. En todo este tiempo son muchas las personas que han ido conociendo y algunas que jamás olvidarán. Pese a que la memoria de Jon Karla es de aquella manera por los daños cerebrales ocasionados en el infarto que sufrió en 2013, él tiene claro que «no hace falta tener mucha memoria porque hay cosas que se te quedan para siempre aun teniendo poca». Él y Jorge echan hoy la vista atrás y rescatan de su aventura a esas personas que jamás olvidarán…
«Si echo mano de los buenos recuerdos de la gente que nos hemos encontrado el primero que se me viene a la memoria es en Italia, cuando íbamos por la costa, de Genova a Varazze (etapa 24), y nos pusimos a subir… Llegamos a un alto, a un camino que no continuaba, y nos encontramos con una pareja joven con dos niños que vivían allí a su aire, tenían su huerto… Nos atendieron con una cara amable y nos dieron todo tipo de explicaciones para que pudiéramos enmendar el error que nos había hecho cometer el gps. Nos contaron cómo era su vida allí y, además de ayudarnos, nos dieron un trozo de pan del que hacen ellos y una mermelada. Su cariño, su sonrisa y su empeño en darte todo lo que tenían son de esas cosas que quedan. Siempre nos acordaremos de la monjita de Sienna (etapa 10), que todo no va a ser malo en Italia jiji… Sor Ginetta, que nada más abrirnos las puertas de su convento nos abrió sus brazos, nos dio la bienvenida y nos preguntó si queríamos comer. Acostumbrados a sitios en los que nada más entrar te decían: 25€ o tanto por dormir, que apareciera ella ofreciendo y no pidiendo nos llegó. Ella se dedicaba a dar de comer a quienes no tenían nada y a niños especialmente y eso solo lo hace la buena gente… Cómo no acordarnos de aquel niño autista que conocimos en Salon de la Provence (etapa 40). Fue la suerte que hizo que nos encontráramos con él y su familia y es imposible olvidar a esa madre que nos confesó que ella tenía intención de hacer al Camino de Santiago y que, tras escuchar nuestra historia, se había decidido a hacerlo, que le habíamos dado las respuestas. Su cara, su emoción, la de su hijo…¡fue fantástico! Ha habido más gente que nos hemos encontrado y que es buena, pero que quizás no te marcan tanto… Madre mía, ahora me estoy acordando de aquella mujer en Francia que el albergue era su casa, en L’Isle de Noé (etapa 67), y parecía aquello la casa de los horrores por cómo lo tenía todo… Pero luego ella era un amor, nos trató como si fuéramos sus hijos, era encantadora. Son muchas las personas, muchas… Los momentos malos y las personas malas se quedarán en el cesto de la basura. Mejor no recordarlos. Pasado pisado»
Mientras siguen cubriendo etapas…
Etapa 97 ASTORGA-FONCEBADóN (25KM), 12 junio
«Desde las alturas en Fondebadón, a 1.400 metros, con esta paz que se respira paso el resumen. Es una de las etapas más bonitas del Camino para mi. Se sube de los 800 metros a los 1.400 y se pasa por unos pueblos con encanto, que mantienen la tradición celta: mucha piedra, pizarra en los tejados… Merece la pena estar. Lo peor son los últimos 4 kilómetros, que es donde más pendiente hay, pero se hace llevadero por los paisajes. Foncebadón hace unos años estaba derrumbado y la gente había marchado por el frío y las alturas, pero, poco a poco, se está recuperando por el Camino y cada año se ve el cambio y hay más equipamientos. Por el Camino hemos encontrado mucha gente. Desde León hemos visto mucha gente nueva y me da que a partir de ahora vamos a tener que ir llamando a los albergues que conozco antes para no tener problemas de alojamiento. A todo el mundo le gusta venir al Camino y es lo que toca. El frío que estamos teniendo a las mañanas no es normal, hoy 2 grados. ¡Alucinante!»
Etapa 98 FONCEBADON-PONFERRADA (27KM), 13 junio
“La etapa para mí, junto a la de ayer, es muy bonita. Hemos esperado a que haya amanecido y la verdad es que ha merecido la pena porque estaba todo totalmente despejado, y se veía un precioso amanecer por la parte de Astorga. Pese al frío que hacía ha sido todo un espectáculo. Hemos tenido que ir muy abrigados para subir hasta la Cruz de Ferro, que es impresionante y un símbolo del Camino. Es el punto más alto de este Camino Francés, a unos 1.505 metros de altitud y mucha gente, por tradición, lleva una piedra y la depositan en la Cruz. Lo peor es la bajada porque tiene pendiente y hay mucha piedra suelta y corres el riesgo de patinar y torcerte el pie o hacerte algo. Una vez que bajas es una zona impresionante, con unos pueblos muy bonitos de montaña, con casas de madera, piedra oscura… Conservan la tradición de las balconadas y fachadas exteriores con maderas oscuras. Tienen un encanto especial pueblos como El Acebo, Riego y Molina Seca y son un buen plan para pasar un fin de semana y conocer esta zona. Además, cuando íbamos bajando de la Cruz, nos hemos encontrado con Tomás, un individuo que también es una institución del Camino, y que dice que el último templario y vive en Manjarín! Le he explicado nuestro proyecto y aunque siempre sella la credencial con un sello a todos, hoy nos ha puesto uno muy especial que nos ha dicho que s0lo pone en contadas ocasiones. ¿Y de Ponferrada qué decir?, que es una ciudad muy bonita que merece la pena visitarla”